Inteligencia artificial al servicio del planeta: cómo usar la tecnología sin olvidar su huella ambiental
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En un mundo donde la tecnología avanza a pasos acelerados, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta poderosa para resolver problemas complejos, desde diagnósticos médicos hasta educación personalizada. Sin embargo, detrás de su capacidad de respuesta inmediata y precisión casi humana, se esconde una realidad poco discutida: su impacto ambiental.
Según estudios recientes, entrenar modelos de IA como ChatGPT puede consumir miles de litros de agua y grandes cantidades de energía eléctrica, debido al funcionamiento de los centros de datos que los alimentan. Estos centros, esenciales para el procesamiento de datos, requieren sistemas de enfriamiento intensivos, que en muchos casos dependen del uso de agua potable o industrial.
No obstante, esta tecnología también puede ser parte de la solución. En lugar de demonizar su uso, expertos proponen un enfoque responsable e informado. Varias organizaciones ya están aplicando IA para combatir el cambio climático, monitorear la deforestación, optimizar el uso del agua en la agricultura, e incluso diseñar ciudades más sostenibles.
“La IA no es el enemigo; el problema es cómo la usamos y con qué conciencia”, afirma Laura Méndez, ingeniera ambiental especializada en tecnología verde. “Si dirigimos su poder hacia fines sostenibles y exigimos transparencia energética a las grandes tecnológicas, podemos convertir esta herramienta en una aliada del medio ambiente”.
Empresas como Microsoft y Google, que alojan gran parte de estas inteligencias artificiales, están invirtiendo fuertemente en energía renovable y eficiencia hídrica. Microsoft, por ejemplo, promete operar sus centros de datos con 100% energía renovable para 2025 y eliminar su huella de carbono histórica para 2050.
Mientras tanto, los usuarios también pueden tomar decisiones más conscientes: desde limitar el uso innecesario de servicios en la nube hasta preferir herramientas que se alojan en servidores sostenibles.
La inteligencia artificial representa una de las mayores revoluciones tecnológicas de nuestro tiempo. Usarla de manera responsable no solo es posible, sino urgente. La verdadera inteligencia no está solo en los algoritmos, sino en quienes los usan con ética y visión de futuro.